domingo, 16 de noviembre de 2008

Humos y Espejos, Neil Gaimand


Los cuentos son, de un modo u otro, espejos. Los usamos para explicarnos cómo funciona el mundo o cómo no funciona. Igual que los espejos, los cuentos nos preparan para el día venidero. Nos distraen de las cosas que hay en la oscuridad.
La fantasía, y toda la ficción es toda una fantasía de un tipo u otro, es un espejo. Un espejo deformante, desde luego, y ocultador, si está colocado a cuarenta y cinco grados de la realidad, pero aún así no deja de ser un espejo, que podemos utilizar para decirnos cosas que tal vez de otro modo no entenderíamos. (Los cuentos de hadas, como dijo una vez G. K. Chesterton, son más que verídicos. No porque nos digan que los dragones existen , sino porque nos dicen que a los dragones se les puede vencer.)

Neil Gaiman (1999): Humos y Espejos. NORMA EDITORIAL, p. 4

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