miércoles, 20 de febrero de 2008

Las Alas de Victoria


Victoria trabajaba en el Café Creidne, un pequeño local irlandés de aire añejo y difícil de localizar, situado en medio de una encrucijada de callejuelas, lúgubres subterfugios en los que el frío del invierno parecía no querer irse jamás.

La primera vez que la vi estaba sobre el escenario. El cabello, oscuro y ondulado, estaba cuidadosamente sujeto hacia atrás por una pequeña guirnalda de minúsculas estrellas brillantes; tenía el rostro anguloso, la tez blanca, de aspecto aterciopelado y sus ojos, de un extraño color gris plateado, combinaban a la perfección con su boca, dos líneas curvas suculentas en perfecta armonía. Me pareció la mujer más fascinante que había visto en toda mi vida.

Me senté junto a la barra, al fondo de la sala, y pedí una cerveza. El camarero me sirvió una jarra de cristal con el líquido dorado y dejó junto al recipiente una pequeña tarjeta de color violeta en la que se podía leer, grabada con letras doradas, la frase siguiente: Victoria, la maga de Stenness.

No podía dejar de mirarla. Movía las manos con extrema delicadeza y con cada hechizo que pronunciaba su vestido negro se arremolinaba sugerente, como si una ligera brisa la envolviese cada vez. Tenía dos mariposas en sus muñecas, tatuadas en azul, que parecían mover sus alas cuando alzaba y giraba sus manos en el aire. Era terriblemente seductor… Y cuando invocó el último encanto desapareció.

Salí de nuevo a la calle. Llovía. Enfundé mis manos en los bolsillos de la cazadora con la intención de buscar la caja de cigarrillos. Entonces aparecieron: revoloteaban a mí alrededor. Me tocaron la cara. Eran suaves. Enredaron sus alas azules entre mis dedos y me susurraron: “Victoria, Victoria”.

Elena Pérez

(Gracias a Inés por sus consejos y sugerencias)

1 comentario:

Mary Lovecraft dijo...

Precioso cuento.

Lo describiría con infinitos adjetivos si las sensaciones pudiesen hacerse palabras.

...muy bello Elena, tienes ese don precisamente, el de ser capaz de transmitir la Belleza.

besos,
Mary.